De la magia de los libros.

El hechizo de un libro ya cae como si de polvos mágicos se tratara sobre el aura del escritor, tan solo cuando este piensa en escribirlo. Es decir, que sin -todavía- ser, sin existir como tal, ya ha cautivado a la primera “víctima”: al autor potencial.

En ese momento, la simbiosis que se produce en ambos sirve para que todo vaya tomando forma, se van creando ambientes, sentimientos, pasiones y miedos. Se va gestando la vida entre las páginas. Y todo ello mediante las palabras que el espíritu del libro escribe a través de la mano del escritor. Si, habéis leído bien. Porque en ocasiones las propias situaciones y personajes que se escriben; que nacen y crecen, se salen del control del autor. ¡Y esa propiedad de los libros es asombrosa!

la magia de los libros

Cuando ya todo ha terminado, cuando el ciclo libro y escritor ha concluido; cuando ya todo está listo para ver la luz y el espíritu del libro ya tiene abrigo físico, espera a que un desprevenido lector abra su cuerpo para saltar sobre él como un genio de la lámpara y transportarlo a dónde desee. Le dará la oportunidad de viajar a lugares insospechados, podrá ser el personaje que quiera y tener la vida que le plazca. Todas esas cosas pasarán mientras tenga el libro abierto y vaya el lector descifrando cada página. La conexión entre escritor, libro y lector será en ese momento de gran intensidad, hasta llegar al punto y final y el lector vuelva a encerrar la magia del libro dentro de su “lámpara”, originando la desconexión,  entonces sucede algo que dura para siempre: ninguno de los tres vuelve a ser el mismo. Esa es la magia de los libros.